Me encanta lo espiritual, pero no tengo tiempo

Quizás ya has probado a sentarte a meditar. Has puesto música relajante, te has preparado, has empezado y… y no ha funcionado. Tu cabeza se llene de listas de la compra, correos pendientes y mil cosas más.

¡¡ Bienvenido al club !!

Nos han contado que para estar bien, para ser mejores personas o para evolucionar espiritualmente, necesitamos sentarnos en silencio durante media hora, con la espalda recta y la mente en blanco. Pero la vida no siempre da ese espacio. Y, aun cuando lo da, muchas veces no funciona.

La buena noticia es que hay otro camino.

Un camino que respeta quién eres y cómo vives.

Porque somos humanos. Y, como humano, puedes cuidar tu mente de formas mucho más sencillas, adaptadas a la vida real.

No necesitas dedicar media hora a vaciar tu mente. Lo que necesitas es encontrar pequeños huecos, parar un minuto en algún momento del día. Puede ser caminar, una pausa entre reuniones, tomándote ese café en silencio …

Cuidar tu mente es aprender a estar en el mundo sin que te arrastre. Y eso se logra en pequeñas dosis, en gestos cotidianos. Esas pequeñas reflexiones y pausas, aunque no lo parezca, son espacios de cuidado para ti.

Una sola reflexión de un minuto puede ser suficiente para resetear el día. Un pensamiento breve, bien enfocado, que te invite a parar y mirar las cosas desde otro ángulo. Encontrar pequeños momentos de claridad en medio del ruido. Porque no siempre tienes tiempo, pero siempre puedes encontrar un minuto.